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El desequilibrio es fundamental.

La vida es un infinito y fantástico viaje hacia el camino de la luz. Esta vida es apenas un tramo del trayecto. Viajar significa evolucionar; evolucionar exige transformación. Nadie nace listo. Entender que lo que trajimos en el equipaje hasta aquí nos ha sido útil y que puede que no nos sirva más, es señal de sabiduría. Se hace necesario dejar algunas cosas atrás para dar lugar a otras. Reinventarse todos los días. Nada nos atrasa tanto como el tren perdido del preconcepto, el vuelo cancelado de las ideas obsoletas y el callejón sin salida da las actitudes anticuadas. Orgullo, vanidad y terquedad son piedras pesadas que, a menudo, guardamos escondidas en el fondo de la maleta, debajo de la blusa de los celos y del pantalón del egoismo. Necesitamos de levedad para andar. Es fundamental abrir espacio para lo nuevo, cambiar el equipaje.

Analiza tu mochila con cariño. El amor es el mejor manual para indicar  el contenido esencial.

Nos guste o no, tenemos que caminar. Cuando nos negamos, sea por inercia, pereza o coomodidad, la vida nos desequilibra. Nos presenta  nuevas y, al principio, indeseables situaciones para obligarnos a caminar. Desequilibrado, para no caer, das un paso al frente en busca del equilíbrio y después otro al anhelar una nueva estabilidad, que tarde o temprano,  dependiendo de tu capacidad de percibir y entender el momento, vendrá. Entonces, miras hacia atrás y ves que ya no estás en el mismo lugar. Andaste para buscar un nuevo equilibrio. Hubo transformación, evolucionaste.

Observa y analiza quien eras hace cinco, diez o veinte años atrás y quien eres hoy. Percibes la evolución? Entiendes las transformaciones que operaron en ti mismo? No me refiero a cambios relacionados con la situación material o financiera, sino a la claridad del pensamiento y   amplitud de los sentimentos. Estos son los instrumentos de plenitud que todos buscamos. La serenidad ante las tempestades es una de esas señales que indican un buen progreso, después de todo ni siempre fue así, lo recuerdas?

Si al pasar todo ese tiempo, aún estás sentado al borde del camino prepárate. Caminamos por voluntad o por imposición. Esta elección define las flores que colorearán el paisaje.

Presta mucha atención a tus elecciones. Hacemos decenas o centenas de ellas todos los días. Desde las más vanales hasta las más complejas. Desde sonrreir y saludar a un extraño en la calle hasta cambiar de empleo, ciudad o matrimonio. La sumatoria de estas elecciones nos definen a cada uno. Define cuantas transformaciones te permitiste. Cuanto evolucionaste.

El budismo enseña que debemos caminar siempre, estar atento al paisaje sin restringirnos a él. Diferenciar lo eterno entre lo que es transitorio significa estar listo para participar de la gran sinfonía del universo. Tener una buena casa y una vida cómoda son cosas maravillosas, sin embargo son bienes pasajeros. Ser un buen hijo, un padre solícito, intercambiar abrazos y sonrrisas sinceras, crear lazos amorosos con los demás, construir un ambiente armónico donde quiera que estés son bienes imperecederos.

El viaje no tiene fin y lo que sella el pasaporte en la próxima estación es el contenido de nuestro equipaje, el cual define la puerta de entrada que  dará paso al próximo trecho del camino. La vida, como un padre amoroso que reprende al hijo porque desea que llegue al destino, te va a desequilibrar si solamente quieres estar sentado viendo el tren pasar. Por lo tanto, levántate y revisa tu equipaje. Mochila en la espalda y buen viaje!

 

Texto gentilmente traducido por Maria Del Pilar Linares

1 comment

Daniella Laya mayo 12, 2016 at 2:13 pm

Hola María del Pilar. Me encantó este texto. Podrías decirme quién es el autor? Gracias. Bendecido día!

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